sábado, 14 de abril de 2012

¿Quiénes y dónde sufren la esclavitud infantil?

Unos doscientos o doscientos cincuenta millones de niños menores de 15 años se pasan trabajando la mayor parte del tiempo que están despiertos; durante 1995 y 1996 se reclutó para la lucha armada a un cuarto de millón de niños, algunos de tan solo siete años, convirtiéndose de ese modo en esclavos de la guerra; más de un millón de mujeres y niños son vendidos como esclavos cada año, según ciertos cálculos.

 Hay niños esclavos en cada sector de la economía, en cada continente, y la prueba de ello llega a nuestras casas, a nuestros objetos personales, a nuestros platos, a veces hasta se cuela en nuestras teles y periódicos. No hay más que mirar las etiquetas made in… para saber que en otros lugares están muriendo para nuestro “supuesto bienestar”. Pero no se contempla en los programas políticos. Cuando uno va a votar, cuando un sindicalista sale en la TV, cuando un ciudadano se plantea su acción política ¿cómo no tener en cuenta a los niños esclavos? La esclavitud infantil es un tema político, no de ONG.

 Hay países, como India donde el número de adultos en paro iguala al de niños esclavos. Los niños copan los puestos de trabajo por su docilidad y porque cobran menos, y es fácil entender la íntima relación entre esclavitud infantil y paro o precariedad para los adultos. Entre 1977 y 1996 (en 20 años) la cifra de niños esclavos pasó de 54 a 100 millones (SE DUPLICA), según el BIT.
Los niños esclavos querrían ir a la escuela, sin escuela el círculo de la pobreza se perpetúa, la formación es imprescindible para el protagonismo personal y colectivo. Pero los niños esclavos no tienen escuela. Las políticas de ajuste estructural no lo permiten.

Sólo si hubiera un niño esclavo en la Tierra su clamor se levantaría al cielo tanto como para cuestionar nuestra honradez como seres humanos. No tendríamos derecho a dormir tranquilos. Pero este clamor alcanza hoy los 400 millones.

Por ver algunos ejemplos, en Pakistán tejen alfombras. Los niños tejedores se pasan horas y días en posturas que les dejan enanos y deformados. Encadenados y esclavos sufriendo tortura física y psicológica, son niños como nuestros hijos, y la mayoría padecen problemas respiratorios por inhalación de polvo de fibra y algodón. En Pakistán es común la venta del niño a los productores, supuestamente a cambio de una vida mejor y una formación profesional. El niño va acumulando con el patrón una deuda en concepto de alojamiento, manutención… que nunca puede pagar y se perpetúa incluso por generaciones o entre hermanos. Hacen alfombras para nuestros pies.

En Arabia Saudita los niños se importan de otros países cercanos para hacer sirvientes o de yóqueis en las carreras de camellos. Niños de 5 y 6 años son atados al camello, que con los gritos y patadas del niño aterrorizado, corre más deprisa. A veces se azota al niño antes de la carrera, o se le somete a descargas eléctricas para excitarlo.

En Nepal, India, Tailandia, los niños engordan las arcas de los mercaderes del sexo, sirviendo los inmorales placeres de los nativos y también de los turistas occidentales. Según la revista Autogestión, en Nepal niñas de 7 años esperan a que se acabe su jornada laboral para ir a jugar a las muñecas. En los vídeos de la Editorial Voz de los Sin Voz, podemos ver testimonios de muchas de estas niñas violadas. El capítulo de la explotación sexual es de los más terribles y extendidos. En Asia hay más de un millón de niños esclavos sexuales. Camboya, China, Laos, Vietnam… cuentan con redes en las que a menudo están implicados la policía y los políticos. En Italia se anuncia en folletos turísticos que las mujeres de Brasil siempre están disponibles. En Camboya el 35% de los explotados sexualmente son niñas entre 12 y 17 años. Gracias al proceso de paz y la demanda de los empleados de la ONU, en Phnom Penh (la capital) de 1991 a 1992 se multiplicó por más de tres el número de prostitutas (de 6 mil a 20 mil). El 25% de los turistas de países enriquecidos como el nuestro que eligen Sto. Domingo como destino, repiten según ellos mismos por la oferta sexual de menores. El papel de nuestro consumo, nuestras agencias y nuestros políticos es de nuevo, propio del bando más fuerte en una guerra sucia. Sus mujeres y sus niñas, para nosotros, los vencedores.

Un MILLON DE NIÑOS ENTRAN CADA AÑO en el INFIERNO de la ESCLAVITUD SEXUAL
Existen unos 100 millones de menores en todo el mundo atrapados en redes de explotación sexual.





No hay comentarios:

Publicar un comentario