sábado, 14 de abril de 2012

¿Qué grupos de niños la sufren y en qué paises?

 El comercio de niños es también un hecho, pero más complejo y menos conocido. Cubre realidades múltiples: desde los niños sudaneses esclavizados por milicias étnicas o islámicas, con apoyo del ejército, para debilitar a las etnias que luchan contra el gobierno o como represalia contra ellas, hasta las “esposas” de los guerrilleros, raptadas de sus hogares y asignadas a combatientes de movimientos rebeldes. Están los niños soldados, que sirven como espías, para el transporte, para detectar minas y para asegurar toda clase de servicios en los cuerpos armados. También se les utiliza como carne de cañón. Hay niños que trabajan en explotaciones agrícolas, en minas, en la elaboración de tapices y de material deportivo, en el servicio doméstico, en la prostitución, etc.
   
 La raíz más profunda de la esclavitud infantil es la pobreza aplastante que sufre el continente africano y tantas otras regiones del hemisferio Sur. Más de tres mil millones de seres humanos viven con menos de dos dólares por día y mil doscientos millones sobreviven con un dólar y con menos de un dólar por día.

El fenómeno de los niños esclavos parece estar bastante extendido en Africa Occidental y Central. Se ha avanzado la cifra de 200.000 niños esclavos en el continente. En África las estadísticas no suelen ser muy precisas y en casos como el que nos ocupa son difíciles de establecer, entre otras razones porque el término “niños esclavos” cubre realidades bastante dispares.

 Actualmente, existen 218 millones de niños trabajadores en el mundo con edades comprendidas entre los 5 y los 17 años. Más de la mitad de ellos, unos 126 millones de niños, realizan trabajos peligrosos y unos 8 millones y medio lo hacen en condiciones de esclavitud, atrapados en las peores formas de trabajo ilegal, degradante y peligroso.

 ¿Cuál es nuestra responsabilidad en este asunto y qué podemos hacer? El gobierno británico ha pedido a las empresas alimenticias de su país que controlen si el cacao que importan procede de explotaciones agrícolas en las que trabajan niños esclavos. Esta advertencia es, en sí, muy significativa. Es muy improbable que haya empresas occidentales que utilicen esta mano de obra. No es tan improbable que existan inversiones occidentales que se beneficien de ella. Algunas multinacionales tienen subcontratos con empresas locales que ellas sí utilizan mano de obra infantil, aunque no corresponda al concepto preciso de esclavitud. En todo caso somos corporativamente responsables de que la pobreza siga aumentando a un ritmo aterrador en el hemisferio Sur y particularmente en África.

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