domingo, 22 de abril de 2012

“Hassan” Una historia de explotación infantil


Hassan es un niño al que le tocó vivir en
Irak, donde todos sabemos existen muchos
problemas económicos y políticos.
Creció en una familia humilde, pero su
padre murió cuando Hassan tenía 5 años,
lo que se notó cuando el chico fue creciendo.
En la familia de Hassan eran cuatro
hermanos y él era el único varón, por lo
que le tocó vivir una infancia dura a él y a
sus hermanas. Un día, a su madre la vinieron
a visitar unos tíos del chico. Querían
plantearle un trato: le daban una cantidad
de dinero a cambio de su hijo. La madre
estaba económicamente mal y aceptó.
Ese mismo día, Hassan se fue a vivir con
sus tíos. Con todo el dolor de su corazón,
se despidió de su madre y hermanas. De
camino a la casa de su tío Mohamed el
niño le preguntó a su tío que dónde lo llevaban,
a lo que éste contestó: “Irás con un
amigo de la familia que hará de ti un hombre
duro y fuerte.”
Llegaron al lugar donde estaba Abdul, el
amigo del tío y allí mismo, frente a Hassan,
le dieron a Mohamed una cantidad de dinero.
Lo subieron a un coche donde había
tres niños más. De allí se dirigieron a la
casa de Abdul. Una vez que llegaron, metieron
a los chicos en una habitación. Les
dejaron claro cuáles eran sus intenciones
con ellos. Al día siguiente, los levantaron y
a cada niño le dieron un arma.

Les dijeron que se tenían que ir deprisa a ayudar en una
guerrilla. Cuando se encontraron en medio de todo ese
caos, los chicos se asustaron. No estaban acostumbrados
a ver semejante desastre. Uno de ellos, que era el menor
de todos, se quedó paralizado al ver los tiroteos que se
estaban dando. Él no sabía qué hacer. Los niños tenían el
pánico en sus ojos y el miedo en sus cuerpos. Pensaban
que iban a morir y se les venían a la cabeza imágenes de
sus familias y sus allegados más queridos.
Abdalí, que así es como se llamaba el menor de todos, fue
encontrado muerto al día siguiente entre unos escombros.
En ese momento, los demás niños sabían a qué estaban
destinados. Pensaron que nunca tendrían un futuro ni una
vida tranquila, pues con lo que veían no podían pensar
otra cosa. Hassan, durante años, fue utilizado como un
niño soldado, sin familia, sin una educación digna para un
chico de su edad.
Gracias a una ONG que lucha a diario para que estas explotaciones
de niños se acaben, y gracias a unas buenas
personas, Hassan es ahora un adolescente con muchos
amigos y con mucho cariño a su alrededor. Él ahora tiene
16 años y está estudiando en un instituto español. Se encuentra
en un centro de acogida para menores. Tiene muchos
compañeros, entre ellos un chico con el que compartió
su triste infancia.
Ese pasado quieren borrarlo de sus mentes pero, desgraciadamente,
es imposible, porque cosas como esas salen
a diario en las noticias y periódicos.
Hassan sólo tiene claro que no cometerá el error que su
madre cometió con él.
Ahora es feliz porque ha dejado ese infierno atrás, aunque
por las noches piensa en su madre y hermanas. Él sabe
que en su país las mujeres están muy por debajo de los
hombres y tiene el temor de que algunas de sus hermanas
sufran como él, pero en otras situaciones.
Hassan aún tiene esa espina clavada en su corazón y una
pregunta que toda la vida se hará una y otra vez: ¿Por qué
me tuvieron que vender por un miserable dinero?

Es difícil no recordar todo eso y más cuando
fue su propia madre quien le obligó a pasar
esos momentos de angustia, desesperación,
miedo, inseguridad…
Todos nos debemos concienciar de lo que
ocurre en estos países. Pongámosle punto y
final, ayudemos y seamos solidarios con
estas personas que tanto nos necesitan y
recuerda que… ¡Un niño no tiene precio!
Gracias al trabajo de estas ONGs, los niños
del tercer mundo están saliendo adelante.
Sigamos así y démosles entre todos una
vida feliz y digna; una educación y todo
aquello a lo que el ser humano tiene derecho
en su infancia.


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